Hablar de fútbol es mejor que jugar fútbol. Al menos para los que nos apodan tronco. Y como Chile no es precisamente una potencia sudamericana, hablar de fútbol es nuestro deporte nacional. Por eso entre tragarse las enciclopédicas latas de Guarello o los chistecillos desinflados de Schiappacasse, lo mejor es esperar el renacido Show de Goles de Felipe Bianchi. Un programa donde importa más el Show que los Goles.
Y el show lo arma la galería (alias “los contertulios”): Camacho, un monstruo de la talla artera, Pradenas, el Negro Piñera del balompié, el de Antofagasta que es igual a Nelson de Los Simpsons, incluso el detestable gordito escritor de Cobreloa. En corto: Show de Goles es mejor que el campeonato nacional. De hecho yo hubiera preferido que descendiera Puerto Montt, no por mala onda con los salmoneros, sino para salvar al contertulio wanderino.
Show de Goles le quita el debate futbolístico a los científicos del fútbol y los Arjonas del balón, y se los devuelve a quienes deben tenerlo, los hinchas. Un programa asumidamente precario en recursos y con ese humor de club de Tobi que se agradece a la una de la mañana del domingo. No es un golazo, pero sirve para ganar el partido. Eso sí, saquen a Marisela.
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Y el show lo arma la galería (alias “los contertulios”): Camacho, un monstruo de la talla artera, Pradenas, el Negro Piñera del balompié, el de Antofagasta que es igual a Nelson de Los Simpsons, incluso el detestable gordito escritor de Cobreloa. En corto: Show de Goles es mejor que el campeonato nacional. De hecho yo hubiera preferido que descendiera Puerto Montt, no por mala onda con los salmoneros, sino para salvar al contertulio wanderino.
Show de Goles le quita el debate futbolístico a los científicos del fútbol y los Arjonas del balón, y se los devuelve a quienes deben tenerlo, los hinchas. Un programa asumidamente precario en recursos y con ese humor de club de Tobi que se agradece a la una de la mañana del domingo. No es un golazo, pero sirve para ganar el partido. Eso sí, saquen a Marisela.