Led Zeppelin renació en un pequeño estudio de un lugar de Inglaterra cuyo nombre ha sido mantenido en secreto. Ya cuando tocaron la primera canción de prueba estaba claro: la banda sonaba exactamente como antes. Robert Plant, el cantante de aquella inconfundible voz aguda, resumió la alegría diciendo: "Yeah, sons of thunder!" Y desde entonces nada se interpondría con la idea de un concierto de reunión. Ya llegó el momento. El lunes 10 de diciembre en Londres, los "hijos del trueno" volverán a dar el primer gran concierto desde la muerte del baterista, John Bonham, fallecido en 1980 a los 32 años por una intoxicación etílica. Esto provocó el fin de la banda. Pero no sería definitivo: el anuncio de un show único a realizarse en el estadio O2, a orillas del Támesis, generó una gran alegría entre los fans de todo el mundo. Más de 20 millones de personas se esforzaron por conseguir entradas en Internet, ya que sólo se encontraban a la venta 20.000 lugares.
Este aluvión de demanda es un "eco del triunfo histórico del gusto popular, que ha vencido a la opinión de los críticos". Efectivamente, en sus comienzos, se había hecho comentarios poco conciliadores sobre los músicos, sobre todo en Estados Unidos, donde las quejas decían que los cabellos eran desacostumbradamente largos, y se los criticaba por sus torsos desnudos y abdómenes entrenados. Se decía que representaban una especie de "autosublimación espantosa", que eran "ingleses desenfrenados" de "gestos vulgares", que habían transformado el blues y el rock `n roll estadounidense en una especie de hardrock salvaje y que sus recitales parecían una "competencia de sexo en pleno escenario". Se había soportado la invasión de los Beatles, incluso la de los Rolling Stones, pero Led Zeppelin en comparación a las otras bandas parecía un gigante del rock indomable que no tenía mayor respeto por nada, tampoco por las hijas de Estados Unidos. Todas estas críticas no pudieron evitar que este grupo diera vuelta las reglas del rock. Subió el volumen a alturas inauditas, llevó el rock de las salas de recital a los estadios de fútbol. Los impulsos sexuales pasaron a ser tema de canciones y espectáculos desde 1969, cuando salió "Whole Lotta Love". Los integrantes de Led Zeppelin "se convirtieron en los reyes del rock de los años 70 creando una fusión entre la dramática de The Who, la vitalidad de los Rolling Stones y el brío técnico de Jimi Hendrix. Esa fusión cambiaría la cultura del pop", escribió el especialista de rock británico Neil McCormick. A tres décadas de aquella época, el nuevo show del grupo no debería escandalizar ni a los críticos más anacrónicos, incluso aunque la banda suene prácticamente igual que en los viejos tiempos.
Al fin y al cabo, los señores Page, Plant y John Paul Jones (bajista) ya tienen 63, 59 y 61 años. El más joven del grupo es Jason Bonham, de 41 años, que en realidad es baterista de la banda Foreigner. Pero nadie mejor que el hijo del legendario John Bonham para asumir este rol. Las expectativas aumentaban día a día antes del concierto de "Zep", si bien no tanto como los precios del mercado negro. Incluso el periódico conservador "Daily Telegraph", al que la banda no le simpatizaba tanto, expresó su contento. Bajo el título "I Love Led Zeppelin", el periódico publicó una serie en la que algunos famosos, a modo de "cuenta regresiva hasta la gran reunión del rock", contaban sus anécdotas de la era de la banda. Por ejemplo, Cameron Crowe, un antiguo periodista de espectáculos que ganó en 2000 el Oscar al mejor guión por su film rockero "Almost Famous", describió el único encuentro entre Led Zeppelin y Elvis Presley. Su comentario: por entonces se encontraron, en un hotel de Las Vegas en 1972, "dos partes diametralmente opuestas de la música". En un primer momento, el "rey del rock `n roll" ni miró a los británicos, contaba Crowe. Y entonces preguntó: "øEs cierto todo lo que cuentan sobre ustedes, viejo, y sobre sus fiestas?" "Ah, no", contestó Plant, "en realidad sólo caminamos por ahí y cantamos canciones de Elvis". Habían roto el hielo. Y hacia el final del encuentro el rey incluso admitió haber escuchado una canción de Led Zeppelin. "Se llama `Stairway to Heaven`", dijo Elvis. "Me gusta."
Este aluvión de demanda es un "eco del triunfo histórico del gusto popular, que ha vencido a la opinión de los críticos". Efectivamente, en sus comienzos, se había hecho comentarios poco conciliadores sobre los músicos, sobre todo en Estados Unidos, donde las quejas decían que los cabellos eran desacostumbradamente largos, y se los criticaba por sus torsos desnudos y abdómenes entrenados. Se decía que representaban una especie de "autosublimación espantosa", que eran "ingleses desenfrenados" de "gestos vulgares", que habían transformado el blues y el rock `n roll estadounidense en una especie de hardrock salvaje y que sus recitales parecían una "competencia de sexo en pleno escenario". Se había soportado la invasión de los Beatles, incluso la de los Rolling Stones, pero Led Zeppelin en comparación a las otras bandas parecía un gigante del rock indomable que no tenía mayor respeto por nada, tampoco por las hijas de Estados Unidos. Todas estas críticas no pudieron evitar que este grupo diera vuelta las reglas del rock. Subió el volumen a alturas inauditas, llevó el rock de las salas de recital a los estadios de fútbol. Los impulsos sexuales pasaron a ser tema de canciones y espectáculos desde 1969, cuando salió "Whole Lotta Love". Los integrantes de Led Zeppelin "se convirtieron en los reyes del rock de los años 70 creando una fusión entre la dramática de The Who, la vitalidad de los Rolling Stones y el brío técnico de Jimi Hendrix. Esa fusión cambiaría la cultura del pop", escribió el especialista de rock británico Neil McCormick. A tres décadas de aquella época, el nuevo show del grupo no debería escandalizar ni a los críticos más anacrónicos, incluso aunque la banda suene prácticamente igual que en los viejos tiempos.
Al fin y al cabo, los señores Page, Plant y John Paul Jones (bajista) ya tienen 63, 59 y 61 años. El más joven del grupo es Jason Bonham, de 41 años, que en realidad es baterista de la banda Foreigner. Pero nadie mejor que el hijo del legendario John Bonham para asumir este rol. Las expectativas aumentaban día a día antes del concierto de "Zep", si bien no tanto como los precios del mercado negro. Incluso el periódico conservador "Daily Telegraph", al que la banda no le simpatizaba tanto, expresó su contento. Bajo el título "I Love Led Zeppelin", el periódico publicó una serie en la que algunos famosos, a modo de "cuenta regresiva hasta la gran reunión del rock", contaban sus anécdotas de la era de la banda. Por ejemplo, Cameron Crowe, un antiguo periodista de espectáculos que ganó en 2000 el Oscar al mejor guión por su film rockero "Almost Famous", describió el único encuentro entre Led Zeppelin y Elvis Presley. Su comentario: por entonces se encontraron, en un hotel de Las Vegas en 1972, "dos partes diametralmente opuestas de la música". En un primer momento, el "rey del rock `n roll" ni miró a los británicos, contaba Crowe. Y entonces preguntó: "øEs cierto todo lo que cuentan sobre ustedes, viejo, y sobre sus fiestas?" "Ah, no", contestó Plant, "en realidad sólo caminamos por ahí y cantamos canciones de Elvis". Habían roto el hielo. Y hacia el final del encuentro el rey incluso admitió haber escuchado una canción de Led Zeppelin. "Se llama `Stairway to Heaven`", dijo Elvis. "Me gusta."
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