Durante los años cincuenta, entre los cerros aledaños a un poblado campesino, vive la viuda Nicolasa junto a sus hijos. Tres apuestos y robustos jóvenes que no conocen la luz eléctrica ni ninguno de los adelantos de la vida moderna. La mujer, con las necesidades afectivas propias de la viudez, y sobre todo para que sus hijos conozcan algo de mundo decide encaminar río abajo. Comienzan su travesía, con la contrariedad de que llegan al pueblo topándose con una casa de puta donde los muchachos quedan inmediatamente prendados de las jóvenes, sin saber que éstas se dedican al viejo oficio, ya que aleccionadas por la regenta de la casa, Doña Rebeca, las muchachas deben guardar las apariencias: Nicolasa es su hermana y por ningún motivo debe descubrir a qué se ha dedicado todos estos años. Para mayor asombro, Rebeca es advertida que su antiguo amor, Renato, se encuentra en el pueblo instalando la luz, lo que será un gran acontecimiento en el pueblo. En este escenario, diversos enredos y obstáculos se interpondrán entre el amor de los muchachos y las prostitutas. Aflorarán viejas rencillas que involucran a la viuda, a Doña Rebeca, al amor de ésta última y a un trío de patanes, clientes asiduos del burdel.Los contrastes, de la vida campesina, donde se mezclan la ingenuidad y la brutalidad, y la vida citadina reflejada en la ambición de poder, los prejuicios y cierta melancolía; son los principales ingredientes de este relato donde finalmente es el amor el único capaz de redimirlos a todos, a pesar del desencanto (y belleza) que envuelve los acontecimientos.
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