Enlace Patrocinado

Enlace Patrocinado

28 febrero 2008

La noticia que no golpeo a la Habana


El día que Fidel Castro renunció a la presidencia de Cuba, nadie en La Habana se inmutó demasiado. Se enteraron temprano por la radio y la televisión. Y siguieron comentando el tema sin estridencias en las calles. Varios apuestan a que, aun en el nuevo escenario, pocas cosas van a cambiar de verdad en la isla. Este es un recorrido por la capital cubana el mismo martes que Fidel anunció su retiro.

Aún no amanece en La Habana. Pero muy temprano, en la madrugada del martes 19 de febrero, hay cubanos que ya están despiertos. Como Lídice, quien fue secretaria de un ministro del gobierno de la isla. Desde las 5.30 a.m. que no ha podido volver a cerrar los ojos. Porque a esa hora escuchó, en el pequeño aparato a pilas donde sintoniza Radio Martí de Miami, que Fidel Castro renunciaba indeclinablemente a la presidencia del país y a la comandancia en jefe de las Fuerzas Armadas.

Lídice piensa, a esas horas, que es sólo una especulación. Incrédula, una hora más tarde decide prender la televisión cubana, donde el primer noticiero confirma que el mensaje de renuncia de Fidel es cierto. Y ella casi puede imaginar lo que realmente ocurriría en las horas siguientes: el texto será transmitido varias veces en el día por televisión y radio. Ella es una detractora del sistema político impuesto por Castro, sin embargo no expresa satisfacción por esta noticia, pues cree que nada va a cambiar después del anuncio.

Al otro lado de la ciudad, en La Habana vieja, como se conoce a uno de los sectores más populares de la ciudad, Mariano Tuero escucha a esa misma hora la radio Reloj, una de las dos emisoras oficiales que a partir de entonces transmitirán por 24 horas las palabras del renunciado líder. A diferencia de Lídice, Mariano reconoce que la noticia lo entristeció. Pues aún es un fidelista convencido. Sin embargo, con el paso de las horas, se olvidará de este acontecimiento y, como suele hacer desde que jubiló, pasará sus horas de ocio en el Parque Central de La Habana. En medio de la tensa calma que se dejó sentir en la capital cubana el día que su líder por casi 50 años decidió abandonar el poder.

Aunque Lídice y Mariano representan posiciones políticas diferentes, los dos comparten la falta de asombro de los cubanos ante la renuncia de Fidel Castro. Y aunque éste fue el acontecimiento noticioso del día en todo el mundo -con declaraciones desde todos lados del planeta, desde el presidente Bush hasta el primer ministro británico Gordon Brown-, en La Habana no pasó de ser un tema más de conversación en las calles, en las micros (o guaguas, como aquí les llaman) y en las oficinas. Incluso, algunos cubanos aún seguían preguntando con curiosidad, ya bien entrada la tarde, si era efectivo que Fidel había renunciado. Quizás la señal más visible -y quizás la única- de la inquietud que produjo la noticia fue la dificultad para encontrar un ejemplar del diario Granma, el medio de difusión más emblemático del gobierno y donde fue publicado in extenso el mensaje de Castro comunicando su decisión. Cerca de las 11 de la mañana, cubanos y sobre todo extranjeros agotaron las ediciones del diario ese día. "Si normalmente vendo 300, ahora fueron cerca de mil", reconoce un vendedor en pleno centro. La historia había empezado el lunes 18. Ese día, pasadas las 5 y media de la tarde, llegó a Granma el último discurso de Fidel como presidente del Consejo de Estado. Más tarde, llegó a la televisión cubana. Y a la radio, que dio el primer aviso el martes a las 3 de la madrugada.

Según cuentan aquí en La Habana, Fidel terminó de revisar el mensaje más importante de los últimos años poco antes de enviarlo al periódico oficialista. Pero no se sabe mucho más. Ni más informaciones disponibles que corroboren el momento en que fue escrito. De hecho, el paradero del presidente cubano es una incógnita en la isla. Nadie sabe dónde está hoy. Y tampoco hay certeza del lugar donde vive. Algunos dicen que tiene varias casas de seguridad en La Habana y que va rotando entre ellas.

Un taxista que se jacta de estar bien contactado, asegura que esos son inventos y que Fidel Castro vive con sus hijos en la zona de Cubanacán, en el sector Marina Hemingway, ubicado en la parte oeste de la ciudad. "Es más: Fidel tiene ahí montado una especie de hospital", asegura, sin despegar los ojos del volante.

A la una de la tarde de este martes, nadie está pendiente del próximo informativo de la televisión. En la cafetería del Hotel Nacional, el más clásico de la ciudad, el administrador impide sintonizar Tele-rebelde, el noticiero de Canal 2, para conocer con mayor profundidad el mensaje de Fidel Castro. Porque aunque los del Nacional son considerados los fidelistas del rubro hotelero, el encargado dice que los clientes prefieren ver los canales de música de la TV por cable. E insiste en que la dimisión del presidente cubano es algo normal debido a su estado de salud.

Lo cierto es que los rostros relajados de los dos conductores del noticiario de esa hora sugieren absoluta normalidad. Después de dar la bienvenida, uno de ellos vuelve a leer el mensaje completo del comandante en jefe, por segunda vez en el día, en televisión. Luego aparecen los testimonios de varias personas que defienden su legado, mientras en la pantalla se lee: "Los cubanos reiteran su decisión de continuar las ideas y los ejemplos de Fidel". Al final de las noticias, un niño de 10 años desafía al presidente Bush con que jamás "será dueño de nuestra revolución". A partir de ahí las noticias se dedican a otros temas.

Alrededor de las 3 p.m., el movimiento en La Habana es el de un día habitual. En el Parque Central, uno de los más concurridos de la ciudad, se escucha discutir como siempre a los fanáticos del béisbol. También se ve pasear a numerosos turistas. Entre los visitantes está Mariano Tuero, quien ha llegado aquí después de su paseo de varias horas por el malecón. Sentado en un banco, relata que lo entristeció escuchar a un grupo de jóvenes alegrarse por la enfermedad de Castro. "A quienes nacimos antes de la revolución, nos apena que no se valore lo que esto significó", agrega este hombre que hoy vive con una modesta jubilación de US$ 8 mensuales. Monto que, según dice, apenas le alcanza para vivir.

En el trayecto del parque a la Universidad de La Habana, el chofer de un taxi dice que no lo tomó por sorpresa la renuncia de Fidel. "Es algo que se esperaba -explica-. En todo caso, espero que lo que venga sea para mejor, sobre todo si se espera una apertura". Frente al antiguo edificio de la universidad, un matrimonio de profesores espera un bus. Ella no está enterada de la renuncia del líder cubano y recién toma el diario Granma para informarse. Su marido, en tanto, no interpreta las palabras de Fidel como una partida, porque dice que continuará gobernando desde las sombras. Al hablar, pide reserva de su identidad. Y sólo cuando ello se le asegura, comenta que en la Asamblea Nacional del próximo domingo "todo está arreglado" para que Raúl Castro asuma el poder. Su mujer, quien ya terminó de leer el diario, opina que la renuncia de Fidel es más bien oficial y no real: "¿Por qué a la gente no le impacta la renuncia de Fidel?, porque cree que todo seguirá igual, no hay esperanza de que cambie el sistema". De Raúl, la profesora dice que la gente lo ve como una figura cercana. Recuerda que ,en septiembre del año pasado, él inició un proceso inédito para recoger en todo el país la opinión de los cubanos y prometió preocuparse de las inquietudes allí planteadas.

En la Universidad de la Habana el día ha transcurrido sin sobresaltos. Un grupo de jóvenes comunistas participa en una manifestación contra el desarme nuclear organizada por las Naciones Unidas. Abel, estudiante de cuarto año de Economía, no está inquieto por la renuncia de Fidel. "Hemos sido preparados política e ideológicamente para su partida. Lo importante para nosotros son las ideas revolucionarias", dice este joven que viste una polera roja con la cara del Che. A pocas cuadras de allí, frente al malecón, otro grupo de jóvenes juega un partido de fútbol, a pesar de la llovizna que empieza a caer. Carlos, quien trabaja como técnico en la televisión, dice: "Me da lo mismo que Fidel renuncie, porque el sistema no va a cambiar. Yo lo único que quiero es irme de este país. Si me preguntas por qué la gente es inmutable ahora frente al hecho, te diría que se debe a que nadie sabe a ciencia cierta si él está vivo, muerto o enfermo". Carlos no termina de hablar porque sus amigos le piden a gritos que vuelva a jugar. Lo último que alcanza a decir es que nadie más del grupo se atreverá a hablar por temor. A las 18.30 comienza el programa Mesa Redonda, el único espacio de conversación política de la TV en Cuba. Pero el tema central no es la renuncia de quien fuera su presidente por casi 50 años, sino que el aniversario de Radio Rebelde, la emisora que acompañó a los guerrilleros desde la Sierra Maestra, el próximo 26 de febrero. Mientras se desarrolla el foro, las figuras de Fidel y del Che en sus mejores tiempo se suceden una tras otra. Al final del programa, se lee una vez más el mensaje del renunciado líder. Luego, la conductora lee un editorial en su apoyo. Cuando termina, el público en el estudio -todos vestidos con una polera del Che- exclama: "Viva Fidel, viva Raúl, hasta la victoria siempre".

Pasadas las 8 de la tarde, cuando termina el programa, el centro de La Habana se prepara para las actividades nocturnas. Un cubano advierte, eso sí, que a diferencia de otros días, hoy hay muchos más policías que de costumbre. A esa hora, comienza el último noticiero televisivo de la tarde. Nadie se sorprende: se vuelve a leer el mensaje completo de Fidel y se repiten los testimonios favorables a Castro. Incluyendo, además, las declaraciones de algunos turistas, especialmente españoles, que van en la misma línea.

En la noche, en sus casas, los cubanos conversan de los temas de siempre. Al día siguiente, cerca de las 6 de la mañana, los despertará un nuevo noticiero. Allí ya no se leerá el mensaje de Fidel. Pero tampoco se bajará la guardia: en la sección internacional se dará cuenta de figuras internacionales que apoyan al renunciado jerarca. Hablarán Evo Morales, Hugo Chávez y Lula, quien dirá que "Fidel sigue siendo el único mito vivo que existe". Más tarde, en las calles, el Granma traerá editoriales de apoyo a Castro. Y una destacada nota sobre la visita que hará los próximos días el secretario de Estado del Vaticano, a propósito de los 10 años de la visita de Juan Pablo II a Cuba. De eso también se habla en La Habana.

Leer más…

22 febrero 2008

Nuestro Heroe Olvidado

"A una generación de la muerte heroica del Teniente Hernán Merino Correa, su figura comienza a perfilarse históricamente con todas las características del héroe clásico: una causa justa, un escenario majestuoso rodeado de selvas y montañas pocas veces holladas por el hombre, el cumplimiento de un juramento solemne, un código de Derecho Internacional avalando su conducta, un grupo de hombres sufridos y audaces empeñados en una misión que debió haber sido de paz y, sobre todo, un pasado inmaculado que acompañó a Merino desde que comenzó a hacerse Oficial y ciudadano en los patios severos de la Escuela de Carabineros, joven, apuesto y amado" ("A la Sombra del Monte Fitz Roy", del General René Peri Fagerström).

"Supo cumplir con honor la promesa hecha a la Patria tan querida ante el emblema de la estrella solitaria. Ese símbolo que tanto significa en nuestras vidas, fue testigo de su heroico sacrificio. Con el blanco de las nieves de las altas cumbres, el azul puro del cielo y el rojo de la sangre varonil, nuestro pabellón comprende el acto valeroso y patriótico del Teniente Merino. Igual que O'Higgins o los hermanos Carrera, perdurará en nuestro recuerdo su noble gesto" (Revista de Carabineros de Chile, edición noviembre de 1965)

El Teniente Hernan Merino Correa cayo asesinado el 6 de Noviembre de 1965, cuando un contingente de cien Gendarmes Argentinos ataco a mansalva a grupo de cuatro Carabineros Chilenos en Laguna del Desierto. Su sacrificio nos enseña no solo hasta donde llega la brutalidad y el delirio de quien elige el camino de la enemistad, sino tambien, la disposcion de estos hombres de armas chilenos a entregarlo todo por su pais.


¿Quién fue el Teniente Hernán Merino Correa?

El 17 de julio de 1936, nacía Hernán Merino Correa dentro de una familia antofagastina, en la Segunda Región de nuestro país, las necesidades obligaron a su familia de cuatro hijos a trasladarse a Limache, en la V Región, donde inicia su educación escolar. Fue un alumno destacado por su precoz inteligencia, y conquistó fácilmente lugares de honor en su rendimiento escolar dentro de los años siguientes. Tanto para Hernán Merino, como para su hermano Carlos, no fue difícil decidir postular al uniforme de Carabineros de Chile, ya que con ello cumplían con la tradición familiar. Es así como llegó a la Escuela de Carabineros Carlos Ibáñez del Campo, convirtiéndose rápidamente en uno de los mejores alumnos según lo testimonian los registros de su promoción.

Hernán Merino se hallaba asignado en las mismas tierras australes que vieron algunos de sus más nobles actos de servicio institucional. Había sido trasladado allá en 1961. Como siempre, su hoja de servicio registraba un desepeño brillante en esta nueva etapa de su vida. La habitual cordialidad chileno-argentina en la zona había cambiado drásticamente después de que se inaugurara, al poniente del hito y al Sur del lago, un Retén de Carabineros. Gendarmes argentinos habían comenzado a hostilizar paulatinamente a los colonos chilenos, alegando que debían presentarse ante autoridades de su país para notificar sobre la ocupación de "territorio argentino" y tributar el Río Gallegos. El hito 62, que marcaba la zona, estaba allí desde 1903 y nunca antes había sido cuestionado por la Argentina ni en su posición ni en su validez. En su instalación habían colaborado, entre otros, el ciudadano de origen danés Andreas Madsen, quien reconoció explícitamente que el territorio era chileno y también lo mostró como tal en un mapa de su trabajo "Cazando Pumas en la Patagonia" (Buenos Aires, 1956). Veremos que, ante evidencias como esta, los argentinos crearon el mito ridículo y absurdo de que los chilenos habían intentado desplazar el hito hacia el Oriente, durante los hechos que procederemos a describir.

Era octubre de 1965, y parte del contingente de Carabineros de Chile estaba reunido en el Retén del Lago O'Higgins, en la cercanía del límite, donde pasaban la mayor parte del tiempo intentado vencer el frío y la soledad. En el abandono de estas tierras las pocas almas residentes siempre se conocen y los lazos de fraternidad son más sinceros. Un día de ese mes, se presentó en el recinto un hombre marcado por la angustia y la preocupación. Era el colono Domingo Sepúlveda, establecido en la zona desde hacía años. Su hogar estaba el lote 22 y lo había recibido como herencia de su padre, quien a su vez lo recibió del Estado de Chile, en 1937. Venía agitado: gendarmes argentinos se había presentado en su casa advirtiéndole a él y a sus hermanos que debían presentarse ante las autoridades argentinas por estar ocupando territorio "de la República Argentina". Como los gendarmes habían amenazado con castigarle si no obedecía, el Jefe Mayor Prefecto de Coihaique, Mayor Miguel Torres Fernández, partió al lugar a verificar la denuncia junto a unos diez carabineros, estableciéndose en la casa de la hermana del colono, doña Juana. No encontraron a ningún gendarme argentino en la zona, pero de todos modos esperaron por si hubiesen novedades al respecto para intentar aclarar la situación.


Se notificó de los hechos al Gobierno, el día 11 de octubre, pero precisamente por esos días iban a reunirse los presidentes Frei e Illía en Mendoza, actividad que consumía la atención del gabinete, por lo que, si bien se discutió el tema dentro de la generalidad de los problemas limítrofes que agriaban las relaciones en aquellos días, aparentemente no se puso demasiada atención en lo sucedido, pues no se previó la gravedad que podía alcanzar el impasse, confiando en una inexistente sensatez y mesura de la parte platense. Los chilenos se quedaron dentro de unos terrenos levantando un pequeño campamento junto a una choza de madera vieja y abandonada, a la espera de ver algo sospechoso. Izaron una bandera sobre el tronco de un árbol joven y esperaron órdenes. Entre ellos estaba nuestro Teniente Merino, con una minúscula barba que contrastaba con la pulcra imagen que tradicionalmente tenía, de rostro siempre bien rasurado, como evidencia de la soledad de náufrago en la que debían desenvolverse estos valientes chilenos uniformados y civiles de los confines del mundo. Tenía entonces 29 años, los mejores de su vida personal y profesional.

Con ocasión del encuentro, los mandatarios de ambos países acordaron terminar las actividades de la comisión mixta en un plazo de cinco años, y se firmó también un compromiso para llevar el problema del Canal Beagle a un arbitraje internacional, pero que a la larga no encontró posibilidades reales de aplicación. Durante ese período, y hasta el mismo día 31 de octubre en que terminó la visita presidencial, parte importante de la prensa de Buenos Aires no había cesado de publicar belicosos artículos en los que se acusaba a Chile de ser culpable de agresiones y las controversias sobre Palena y el Canal Beagle. Estos discursos triunfalistas y violentos representaban el ánimo de, entre otros, dos altos generales de Gendarmería Argentina: Osiris Villegas y Julio Alsogaray, dispuestos a hacer respetar la "soberanía nacional" a como fuera lugar en los lugares donde se había producido litigios o encuentros desafortunados.

En tanto, el día 2 de noviembre, se presentaba ante los uniformados chilenos establecidos en Laguna del Desierto un ciudadano argentino, llamado Ricardo Arbilla, quien reclamó que estaban en terrenos de su propiedad. Pero luego de una breve discusión, se le explicó lo sucedido y hasta se quedó a almorzar con los Carabineros. Hasta entonces, éste seguía siendo el clima de entendimiento y cooperación que existía entre los habitantes de aquel territorio, casi abandonados por la soledad y el aislamiento. Pero entre los días 2 y 3 de noviembre comenzaron las señales de alarma. La zona era cubierta por aire gracias a los exclusivos servicios del piloto chileno Ernesto Hein Águila, quien mantenía conectada la zona de Laguna del Desierto gracias a las modestas pistas de aterrizaje que con grandes esfuerzos y sin herramientas apropiadas, habían construido durante tres años los colonos Candelario Mancilla y su esposa Teresa, ambos chilenos. Como se recordará, Chile había conseguido, gracias a la iniciativa personal y el sacrificio de varios ciudadanos patriotas, la colonización de su territorio de Laguna del Desierto. Estaba Hein en uno de aquellos vuelos, cuando observó desde lo alto un enorme e inusual grupo de uniformados argentinos dirigiéndose hacia el Oeste, advirtiendo también la presencia de aviones cuadrimotores sobrevolando el Retén O'Higgins. Asombrado, viajó a Santiago el mismo día 3 para informar a la Cancillería y al Ministro de Interior, señor Bernardo Leighton.

El 5 de noviembre, llegaron para reforzar el grupo de chilenos el Capitán Bautista González y el Sargento 1° Héctor Carrillo. Tras un par de días sin novedad, el sábado 6 se les hizo llegar orden a través del Carabinero Igor Víctor Schaf, de retirarse nuevamente a la casa de doña Juana. Hasta allá partieron el Capitán González y sus hombres, pero el Mayor Torres permanecía en el puesto con otros cinco hombres, entre los que estaban el Sargento Manríquez y el Teniente Merino. Como no se reportó novedad, el Mayor Torres creyó innecesario continuar presente en el lugar y ordenó a dos de los hombres traer caballos para desplazarse. Ese mismo día 6 apareció en la prensa de ambos países la publicación de la Declaración Conjunta. En ella decía claramente que la demarcación de Laguna del Desierto se haría en los días siguientes. Se había acordado entre ambos países un plazo de 48 horas para que ambas partes desocuparan la zona facilitando la actividad de las comisiones.

Gendarmes argentinos movilizándose sigilosamente en "acciones de guerra"
hacia Laguna del Desierto, donde iba a tener lugar la tragedia.

Las fotografías fueron captadas con gran parafernalia
y sobreactuación por los propios medios argentinos.
(Revista "Gente y Actualidad", Buenos Aires, Nov. 1965).

El Gobierno ya había sido informado de los problemas y se había dispuesto que la zona fuese desocupada por las fuerzas de ambas naciones para que la Comisión Mixta se presentara en el lugar a poner orden sobre los verdaderos límites. Esto se había resuelto de común acuerdo con Argentina en un comunicado de Buenos Aires del día anterior. Se estaba entonces en el período para abandonar la zona y los Carabineros estaban listos para hacerlo según lo demuestra la Declaración Pública de la Cancillería de Chile publicada tras estos hechos de sangre. Nada hacía prever entre ellos el peligro y la tragedia que se venía en camino. De hecho, los uniformados chilenos estaban en compañía de dos niños, hermanos del colono Ismael Andrade Sepúlveda, que se encontraba de viaje en Argentina. El Mayor Torres y el Sargento Manríquez permanecían en torno al puesto; el Teniente Merino hacía guardia tranquilamente y el Carabinero Durán incluso hacía pan amasado inocentemente en la casucha para recibir la hora del té, todos ignorantes de lo que estaba a punto de caerles encima.

Cerca de las 4:30 PM, uno de los niños descubrió a unos hombres escondidos mientras jugaba, y avisó a gritos a los Carabineros que, antes de alcanzar a reaccionar, se vieron súbitamente rodeados de un enorme contingente de unos cien gendarmes argentinos, fuertemente armados y en una actitud prepotente. Al menos dos periodistas los acompañaban con credenciales de "corresponsales de guerra", fotografiando con alardes de héroes los hechos. Comenzaron a acercarse amenazantes hacia el Mayor Torres, quien, por estar con la guardia abajo se encontraba desarmado e intentaba parlamentar con ellos. Craso error: los gendarmes argentinos comenzaron a apuntar para disparar. El Teniente Merino, al advertir la delicada situación, corrió hacia su superior, fusil en mano, para disuadir a los gendarmes que lo emboscaban. No disparó tiro alguno.


Sin provocación, sin una razón clara y con una saña bruta, el destino fatal del Teniente Merino fue cerrado de una certera ráfaga. Otra bala hirió al Sargento Manríquez, al intentar responder inútilmente al fuego.


Al cesar los disparos, el cuerpo de este hombre que salvó vidas humanas, que fuera ejemplo de vocación y servicio para toda una institución y que sacrificara la propia comodidad de su existencia por una causa soberana, yacía tendido sobre las hojas del frío bosque austral, muerto, ido de este mundo.

Ante el asombro y estupor de los chilenos, un subalférez del grupo de gendarmes justificó a sus hombres, con el cuerpo del Teniente Merino a sus pies, rugiendo:

"¡Ustedes tienen la culpa por no haberse ido antes de aquí...!"

Continuando con el increíble acto de matonería, los chilenos fueron tomados detenidos en su propio suelo patrio y llevados en avión hasta Río Gallegos y luego al Regimiento N° 181 de Combate del Ejército Argentino. Dos largos días pasarían allí antes de ser devueltos.

Mientras tanto, en el Retén de Lago O'Higgins llegaban desde el Aeropuerto de Cerrillos de Santiago los hombres de un amplio contingente de unos 700 carabineros con la orden de resistir un eventual ataque, pues las autoridades daban por hecho la posibilidad de un conflicto.

Los Carabineros de Chile esperaron la orden de La Moneda para atacar a los invasores... Mas la orden jamás llegó. Los restos del héroe chileno fueron trasladados hasta Santiago, tras ser desembarcados en Cerrillos. Fue recibido por altos funcionarios de Gobierno y de Carabineros. La explicación a esta miserable agresividad la encontramos en el propio relato de los hechos dada por los victimarios y las versiones que han circulado en Argentina sobre lo que tuvo lugar aquella trágica jornada de 1965. La explicación, en verdad, se configuró aún antes de los hechos, cuando los gendarmes argentinos fueron enviados a invadir la Laguna del Desierto armados hasta los dientes, en avance sigiloso y en un fingido e irreal "estado de guerra", como tantas veces lo ha hecho antes y después. Saltando de árbol en árbol, arrastrándose entre la vegetación, punta y codo con ametralladoras en mano, y -por grotesco que suene-, hasta con los "corresponsales de guerra" que hemos señalado, los argentinos jugaron a los soldaditos rumbo al sector donde se sabía de antemano la presencia de los Carabineros chilenos, con la "misión" de "expulsar a los chilenos del territorio argentino", según palabras textuales de la prensa bonaerense. Los siguientes extractos son absolutamente reales y, por burdos e increíbles que parezcan, fueron lo que aquellos "corresponsales" publicaron en la revista de Buenos Aires "Gente y Actualidad" con la explicación oficial de los hechos, demostrándonos hasta qué punto puede tocar a una nación una fiebre de delirio bélico y triunfalista.

"Diario de un testigo", titula la crónica el "corresponsal" Julio Landívar. Inicia su reporte dando connotaciones de valor a la "misión peligrosa" que se les ha asignado a los gendarmes, para "ir al encuentro de los invasores". Alternando el cuento de caballeros y dragones modernos con las imágenes captadas por el otro "corresponsal", el fotógrafo Forte, el periodista indica que "la tropa va tomando ubicación. Unos se esconden tras los árboles. Otros, tras los troncos caídos...", para entrar a "la primera línea de fuego" (!!!). A continuación, Forte capta la fotografía donde se ve claramente al Mayor Miguel Torres ABSOLUTAMENTE DESARMADO, y, sin embargo, Landívar dice bajo la misma que "Su terquedad OBLIGO A LA LUCHA. Segundos después de tomada esta foto, SE DESENCADENABA LA BATALLA" (los destacados son nuestros). Y después señala: "jugaban dos pequeños hermanos Sepúlveda, que después escaparon de la mano de un Carabinero".

La descripción que se hace de la "batalla" ya no puede ser más ridícula, comparable sólo a las bombas atómicas imaginarias de Perón. Según el reporte, el Teniente Merino habría corrido hacia los gendarmes (ojo: uno contra cien) y habría tenido tiempo de gritarles a los argentinos (hasta en un lenguaje con sus modismos porteños) mientras pasaba el tiro de su fusil: "Desgraciados... Los vamos a barrer a todos. A mi Mayor nadie le va a tirar...", palabras que detonaron la balacera... Balacera en la que Merino no alcanzó a disparar ni un tiro.

Acto seguido, Landívar confiesa: "Me paralicé. A partir de ese momento se acabaron mis fuerzas. Desde el suelo y detrás del tronco traté de ver lo que pasaba". Y luego, añade con extravagancia, que las balas pasaban "rozándome la cabeza" (a pesar de que sólo Manríquez había tratado de disparar antes de caer herido). "A mi frente el enemigo, a mis espaldas el grueso de la Gendarmería. A mi derecha el peligro siempre latente de un balazo en la cabeza de Forte. Su imprudencia me aterraba. Nos miramos. Aún estábamos vivos".

Al ver el cuerpo de Merino, admite que "intentaba hablar, pero no salían sus palabras"; con indignante desparpajo, agrega: "volví a mirar al herido y, cosa curiosa, ya no sentí compasión". No contento con todo lo anterior, el reportero de "Gente y Actualidad" continúa en su exposición de absurdos indecibles. Luego de definir que aquella "batalla", era "la más cruenta librada en la zona", en que en realidad los chilenos terminaron con un muerto y un herido, habla de la llegada al puesto en donde, como se usa en la guerra (las guerras de verdad) la bandera del derrotado es bajada cuidadosamente, para ser sustituida por el vencedor. Este acto de pintoresco y cursi detallismo casi barroco, es descrito como "el respeto por el vencido, olvidando las amargas cosas sufridas".

Esta versión de los hechos recién relatada, fue confirmada poco después en un programa argentino de TV en todos sus estrafalarios detalles, donde se invitó a los uniformados que participaron del asesinato, presentándolos como "héroes de guerra". Una entrevista radial al General Villegas, llegó más lejos, justificando el acto vil y cobarde de sus gorilas de gendarmería como una reacción natural "a la tradicional política limítrofe de Chile". A las pocas horas del asesinato, los medios de prensa y autoridades argentinas declaraban -con hipocresía enmudecedora- que el retiro en la zona de Carabineros de Chile se estaba cumpliendo para "facilitar la ocupación pacífica de la zona por tropas de Gendarmería Nacional y permitir así el ejercicio de la soberanía argentina" y no para las labores de la Comisión Mixta como se había acordado, justificando así el crimen.Las circunstancias previas y posteriores a la muerte del Teniente Merino deben dejarnos en claro una cosa: el estado de concienciación expansionista y militarizada de la sociedad argentina, que aflora en determinados períodos históricos, ha hecho a aquella nación absolutamente moldeable a esquemas artificiales del contexto de guerra, como ya lo hemos visto desde los tiempos de las negociaciones sobre la Patagonia, hasta la crisis del Canal Beagle, pudiéndose hablar incluso de una tendencia hacia la guerra de baja intensidad a lo largo de la historia de sus relaciones con Chile. El comportamiento honesto, la hermandad y la predisposición chilena de enfrentar estos problemas en forma pacífica, siempre serán vistos como cobardías y oportunidades de subir la presión por parte de un expansionismo que se ha formado para y por los cánones que quedaron manifiestos claro aquel día.

El shock de la muerte del Teniente Merino motivó comunicados públicos del Gobierno y la reunión de todos aquellos que le conocieron y le valoraron. Fue sepultado con honores en el Cementerio General, en presencia de las autoridades de la época, encabezados por el propio Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva. En su epitafio estaba grabada la siguiente frase:

"¡Siempre viven, los que por la patria mueren!"

Leer más…

21 febrero 2008

Phishing


Llamamos phishing a la ordinaria técnica que trata de obtener información confidencial de acceso a nuestras cuentas de bancos u otros en internet, o sea una vil estafa, un engaño burdo. Está técnica no es para nada nueva, pero últimamente me ha preocupado el incremento de phishing en Chile.

Claro, porque antes era común que los que tenemos cuentas en PayPal recibiéramos unos ordinarios mails que supuestamente eran de este servicio de transacción electrónica, que nos pedía ir a actualizar nuestros datos a una página que se hacía pasar por la página de PayPal.

Pero ahora el phishing está atacando a los bancos chilenos, personalmente he visto phishing del Banco de Chile desde un dominio llamado banKochile.com, y también del Banco Estado, desde el dominio bancAestado.com. Obviamente estos casos son conocidos y los dominios ya han sido agregados a los blacklist informando que son de phishing. Ambos dominios presentaban sitios idénticos a los originales, y no me cabe ninguna duda que más de alguien cayó en el engaño en las pocas horas que están disponibles estos sitios. Tampoco me cae alguna duda de que estos ataques seguirán.

Así que lo importante es informar, si bien Firefox, Opera e Internet Explorer 7 alertan al usuario de que el sitio que está visitando es un sitio falso, estás medidas de seguridad se aplican una vez informadas las bases de datos de estos ataques (o sea te avisan si es que alguien ya ha caído e informado). Por eso, el mejor consejo es que tu banco NUNCA te enviará un mail pidiendo que actualices tus datos, o que los ingreses para participar en algún concurso; De hecho, siendo más extremo aún, nunca hagas click en ningún link insertado dentro de un mail. Por último otro consejo básico es fijarse bien en el dominio que estás visitando, el dominio es la dirección de la página, como vemos en los ejemplos de arriba estos dominios a simple vista parecen los sitios oficiales de ambos bancos, pero con una letra que cambie el sitio no es el mismo.

Leer más…

20 febrero 2008

Debiluchos Go Home



Esta viene con más bombo que no sé qué. Es la típica película que en el póster falta espacio para chantar estrellitas, medallas, diplomas, laureles y estatuas. La famosa película se ha ganado hasta los premios de Mejor Compañero, tiene como quinientas tres nominaciones al Oscar y un crítico de no sé dónde se murió de un infarto porque se le perdió el diccionario de sinónimos, antónimos e ideas afines y aparte de “brillante”, “soberbia” y “sublime”, no sabía cómo más decir que la película era a toda zorra. Así que ya saben, si quieren pelear con esta película no se les ocurra decirle “y voh a quién le hai ganado” porque están hasta mañana escuchando el inventario. Se cacha al tiro que este flim es cosa seria porque parte con puras tomas del desierto, de noche y más tranquilo que no sé qué. Es pero entera silenciosa. La dura. Esta es la típica película que en el cine hay que estar enfermo de piola, porque molesta hasta el ruido que hacen los pelitos de la nariz al respirar. Imagínense lo que molesta la comadre que pregunta qué acaba de salir en el subtítulo, (mmmmmmm) y después qué salió en el subtítulo cuando ella estaba preguntando qué salió en el subtítulo anterior.




Para que ustedes no estén preguntando, les cuento que se trata de tres personajes. Uno es el hermano grande de los Goonies que ahora es un vaquero entero recio que anda todo el día con cara de sol. El otro es un abuelito carabinero que lo hace el Man in Black viejo, y el tercero y más la zorra de todos es un asesino que es más malo que robarle la jubilación a una abuelita que está en coma, después dibujarle bigotes de gatito y sacarle fotos. En serio, este asesino sí que la embarró. Leí que lo había hecho el mismo español de esa película buena onda del compadre que quería morir porque se lo habían comido los tiburones y quedó enteropléjico (Mar Abierto), pero ni lo reconocí. Acá anda caminando de lo más bien y matando a todo el mundo como Pedro por su casa. Es como un moai paliducho con la misma melena que el tu cachai cual, habla más ronco que no sé qué, y con los puros ojos dice “te voy a hacer pebre y me va a dar lo mismo”.



La película empieza cuando el vaquero anda cazando venados de computación y se encuentra un maletín con plata (típico). Después de eso todos lo empiezan a perseguir y ahí entra el asesino español que contrató no sé quién. Ah y todo este mote lo anda investigando el Man in Black, pero sin ninguna pistola cuática, ni marcianos, ni nada muy sofisticado (salvo los venados de computación). Es maestra la película, para que les voy a decir que no si sí. Hay partes en que yo ni respiraba y me empezaba a marear y me daba como soponcio. Otras partes me dejaron tan para dentro que no comí cabritas porque no podía cerrar la boca para mascar. No es nada del otro mundo lo que pasa en todo caso, pero los peliculastas (que son dos hermanos) armaban todas las escenas con tanta tensión, que uno se pone a hacer ruidos como mongo y se agacha de susto cuando las balas pasan por al lado de uno. Son las típicas escenas que se nota que las pensaron caleta, y en que uno cacha de una que lo que está viendo es pro y vamos disfrutando mientras tanto porque no todos los días dan películas así.



Lo que sí les advierto al tiro para que después no me maten, que a lo mejor la película no les va a gustar. ¿Cómo es la cuestión? ¿No que era tan maestra, no que tenía las medias escenas? ¿En qué quedamos? Calméichon. Lo que pasa es que después de que han pasado las cosas más la zorra del universo y uno está más metido que no sé qué, la película pareciera que se va para cualquier parte y cuando uno menos lo espera ¡Se acaba la cuestión! Es como si los peliculastas hubieran estado de lo mejor filmando y de pronto dijeran “Ya viejito, sabís qué más, hagámosla cortita y terminemos aquí no más, total qué tanto, si igual van a quedar locos”. The End. Directed by Los No Sé Cuanto y sería todo. Nunca había visto a la gente tan PLOP al final de una película. Después de harto cabecearme (soy pro) me mandé una investigación y caché dos cosas que hay que tener claro para no quedar plop. (Ojo, me voy a poner denso).



Está cuestioncita está basada en un libro, y en los libros pasan cosas raras. Uno está feliz leyendo y de pronto termina la cuestión y ahí quedaste. O de repente cambian el capítulo y ahora estamos con otro personaje y hay que aguantarse no más. Acá pasa lo mismo. Leí en una entrevista que los directores dijeron que no querían que ningún nerd a lo Harry Potter les saliera con que la película era mala porque habían cambiado el libro, así que la hicieron tal cual y no cambiaron nada. (¿Ven? Todo es culpa de Harry Potter, nadie me hace caso).

La película en inglés se llama Sin lugar para los viejos, pero acá lo cambiaron para no ofender a los pobres viejujos. (Mejor ofender a los débiles en todo caso, porque por último no van a hacer nada, si son débiles, ¿qué van a hacer? ¿Ir a llorarle a la vieja? ¿Escuchar My Chemical Romance? Debiluchos no más). Lo malo es que por cambiarle el título hacen que uno pesque todavía menos al personaje del Man in Black con todos sus rollos de viejo pegado en el pasado, porque uno quiere puro ver al asesino con el vaquero agarrándose a balazos. Pero no. Acuérdense de mí no más.



Ya, me aburrí de pensar en esta película y de ser denso, así que me voy a mandar a cambiar. Ya saben ya, es la zorra pero hay que estar calleuque el loro y ojo al charqui todo el rato, y preparen la comezón en la cabeza porque ahí van a quedar rascándose cuando termine la cuestioncita. Pero de que es buena, es buena.
Burp

Leer más…

Amélie Nothomb


“Gótica, incisiva y misteriosa: Amélie Nothomb podría ser un personaje de película: Tim Burton cruzado con David Cronenberg. Una chica provocativa que escribe extrañas historias de amor. Historias de amor que, a su vez, son historias de muerte.
Una punky del siglo XXI que hurga -con personajes freaks y un humor macabro- en los sentimientos menos luminosos -y a menudo vergonzosos o perversos- de la vida. Diario de Golondrina, su último libro, es la inquietante historia de un hombre que se convierte en asesino a sueldo después de un gran fracaso amoroso. Y más: el único placer que logra sentir es al asesinar. Sin amor, esa es su única endorfina: matar. Hasta que un día, una de sus víctimas vuelve a hacer latir su corazón. Pero, claro, ya está muerta. Un libro breve -como suele escribir Nothomb- cargado de pólvora: de provocación, humor y tristeza. Así son las novelas de Amélie: pequeñas bombas que actúan en silencio, que espantan, conmueven y generan adicción.”

Leer más…

El negocio de vender futbolistas


En la prensa deportiva se suele hablar de "teleserie". Es el término que se usa cuando las negociaciones para que un jugador pase de un club a otro se alargan más de la cuenta. Está la teleserie de Marcelo Salas cuando regresó a Universidad de Chile en agosto de 2005, la de Matías Fernández en su paso de Colo Colo al club español Villarreal en 2006, y la más reciente de Carlos Villanueva, cuyo club Audax Italiano se resiste a dejarlo ir. Enero y julio son meses ricos en estas teleseries futboleras, porque es la época en que los clubes buscan refuerzos. En consecuencia, las páginas deportivas se llenan con los tira y afloja entre las partes, con las filtraciones interesadas en torno a los montos involucrados y con las declaraciones de algunos conspicuos personajes que se identifican a sí mismos como "agentes". Así, los datos relevantes terminan perdidos bajo la avalancha. Esta avalancha ha resultado especialmente conveniente para una industria que durante 40 años, antes de la entrada en vigencia de la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas a mediados del 2006, funcionaba con poca transparencia y cuyos métodos podrían definirse, recurriendo a un eufemismo, como poco ortodoxos. Incluso, muchos de los clubes deportivos estuvieron al borde la quiebra, como Colo Colo y Universidad de Chile, los que concentraban el 80% de toda la deuda de los equipos nacionales, unos $ 22 mil millones.

De las transferencias de jugadores que marcaron un hito por los montos involucrados, la primera que destaca fue la Sebastián Rozental, quien emigró en 1996 al fútbol escocés: el Glasgow Rangers pagó US$ 6 millones, convirtiendo en ese entonces al atacante de la UC en la mayor venta de la liga chilena al extranjero. Desde ahí, el negocio se empezó a mover tímidamente: en 1998, por ejemplo, Javier Margas se fue al West Ham United y Rodrigo Tello emigró al Sporting de Lisboa el 2001 por US$ 7 millones, sin olvidar el pase de Marcelo Salas en 1996 desde la Universidad de Chile a River Plate. Este último movimiento fue por US$ 3,5 millones, monto que, al igual que otras transacciones de la época, no tuvo un destino claro. Los negocios se realizaban, pero sus montos nunca se conocían a cabalidad y muchos jugadores no recibían dinero después de estos traspasos. En el ambiente futbolero, eran comunes las críticas al poco profesionalismo de los agentes. Gran parte de las nebulosas en el negocio del fútbol continúan, pero el panorama ha comenzado a aclararse gracias a la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas y a la instauración, en junio pasado, del Estatuto del Jugador, el cual resguarda los derechos del futbolista en su relación con los clubes. Colo Colo es el ejemplo más patente de esta nueva tendencia. En los últimos tres años ha generado US$ 30 millones por la venta de jugadores, dinero que, tras el pago de comisiones a agentes e impuestos, se ha quedado en el club. ¿Cómo se puede estar seguro de eso? Básicamente porque desde que salió a la Bolsa en junio de 2005, todos los pasos del club son monitoreados por la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS). De hecho, hace poco más de una semana, esta entidad le pidió a Blanco y Negro, concesionaria del club, un informe acerca de sus inversiones en jugadores, las que hasta ese momento ascendían a US$ 1,95 millón.

El buen desempeño económico de Colo Colo -a septiembre de 2007 declaró utilidades por casi US$ 13 millones- ha estado acompañado además por logros deportivos: campeón local en los últimos cuatro torneos y finalista de la Copa Sudamericana. Y ha conseguido que bastantes empresarios hayan puesto sus ojos en el fútbol. La entrada de inversionistas a Universidad de Chile, Wanderers y Audax Italiano, clubes que no descartan entrar a la Bolsa este año, es una muestra de ello. Todos estos nuevos actores están conscientes de que el pilar del negocio, al menos en esta parte del mundo, es la venta de jugadores. Un equipo puede llevar mucha gente al estadio, tener auspicios en la camiseta y recibir su correspondiente cuota de los derechos de TV, pero si no logra "exportar talento" sus resultados serán regulares. Siguiendo el camino de Colo Colo, el presidente de la concesionaria que administra a Universidad de Chile, Federico Valdés, declaró en noviembre a Qué Pasa que su meta es transferir dos jugadores al año. Claro que vender jugadores no es igual que vender salmones o celulosa. Maratónicas reuniones de ocho horas, cláusulas especiales, sofisticados seguros e información que se filtra a la prensa son algunos de los elementos con los que deben lidiar quienes han entrado a este rubro. De acuerdo a uno de los miembros del actual directorio de Colo Colo, "la negociación de jugadores no se parece a ninguna de las negociaciones que existen en otros ámbitos empresariales. Primero, porque hay tres actores involucrados: el club que compra, el club que vende y el jugador. Y conciliar a estos tres actores es mucho más difícil de lo que se cree porque los intereses económicos se mezclan con los intereses deportivos. En estas negociaciones toda opinión es válida y por eso toma mucho tiempo conseguir resultados".

Esta misma fuente cita como ejemplo la negociación en enero pasado por el colombiano Macnelly Torres, que Colo Colo adquirió por US$ 2,2 millones, el precio más alto que un club chileno ha pagado por un futbolista. La reunión que selló la negociación fue de ocho horas. Participaron cinco personas: Gabriel Ruiz-Tagle, presidente del club albo; el abogado Guillermo Mackenna, más Israel Bahar, vicepresidente del Cúcuta, Álvaro Muñoz -representante del jugador- y un abogado. "Es la contratación más importante que se ha hecho en la historia del fútbol chileno. Sabíamos que Boca Juniors estaba detrás de este jugador y que no podíamos perder el tiempo. No almorzamos para no distraernos, sólo tomamos Coca Cola y agua mineral durante esas ocho horas", recuerda un directivo. El gran detalle en esta negociación era cuándo llegaría Torres a Colo Colo. La gente del Cúcuta, equipo que disputa la Copa Libertadores este año, quería quedarse con el jugador hasta julio. El club chileno, que también participa en este torneo, pretendía exactamente lo contrario: tenerlo antes de esa fecha. "Este tira y afloja generó dentro de los representantes de Colo Colo la necesidad de plantearse varios escenario posibles. ¿Negociamos para tres meses o para tres años?, porque no es lo mismo y al final primó la idea de negociar para el mediano plazo", dice. Todo esto significó que el mediocampista arribará finalmente en junio. Si Macnelly Torres llegara a lesionarse en este período, Colo Colo está cubierto gracias a un seguro, un área de este negocio que recién comienza a desarrollarse en Chile. De hecho, no hay más de dos empresas que aquí se dedican a ello. A nivel internacional, en cambio, hace ya varios años que se ha entendido que el verdadero patrimonio de un club de fútbol son sus jugadores y por eso hay seguros que cubren desde el número de goles que convierte un delantero hasta posibles lesiones o problemas de bajo rendimiento.

En el caso del jugador Mauricio Pinilla, transferido a Italia por la suma de US$ 2,8 millones, los italianos que lo adquirieron no sufrieron una gran pérdida: su bajo rendimiento estaba cubierto por una sofisticada póliza. Similar es el caso de Sebastián Rozental, que no alcanzó a jugar mucho en Escocia debido a una grave lesión. El Glasgow Rangers no perdió un peso por esta eventualidad. También había seguros involucrados. "En Chile, a partir de las Sociedades Anónimas Deportivas, el tema está empezando a cambiar. Los gerentes tienen que responder por el patrimonio de terceros, y el directorio tiene que dar cuenta ante sus accionistas", explica un agente de esta naciente industria.

En general, estas negociaciones pueden tomar un par de meses, contados desde que la parte compradora manifiesta su interés. Y sólo se concretan cuando el jugador está de acuerdo en emigrar. Matías Fernández, por ejemplo, recibió una suculenta oferta de parte de un club ruso meses antes de que fichara por el Villarreal, el 2006. Pero él no se quiso ir. Algo parecido ocurrió a fines del año pasado con Carlos Villanueva, que fue pretendido por el CSKA de Moscú. En el caso de Fernández, la negativa inicial resultó afortunada, pues el jugador terminó vendiéndose a un precio más alto: US$ 9,5 millones, la mayor transferencia hecha desde Chile. Con el pago de esta elevada suma, que se hace en cuotas, terminaba un proceso iniciado al menos un año antes, cuando los veedores del Villarreal pusieron sus ojos en Matigol. Rodrigo García, gerente de Passball -la empresa de Iván Zamorano y Hugo Rubio creada en 1999 para representar jugadores-, recuerda que "los españoles nos pidieron información, y nosotros les hicimos llegar el book del jugador, con sus videos con los mejores goles y jugadas, recortes de prensa, y luego gente del Villarreal vino a Santiago y se negoció en dos días. En esa reunión, Passball se involucró en el tema de los seguros, casa, auto, colegio y todo hasta el más mínimo detalle, porque la idea es extrapolar la vida del jugador en Chile a otro país, para que así el jugador se dedique sólo a jugar". En el caso de Carlos Villanueva, la apuesta es incierta. Su club, Audax Italiano, participará en la Copa Libertadores y el pase del mediocampista podría subir su valor. O, producto de una mala racha, depreciarse. Un asunto no menor si se piensa en la escasa valoración que tienen los futbolistas chilenos en el mercado internacional. No es habitual que un club europeo ofrezca US$ 7,3 millones por un jugador chileno (era el caso del CSKA por Villanueva). Esto, debido a que no siempre triunfan afuera, les cuesta mucho habituarse a sus clubes nuevos y a la primera frustración se regresan a casa. De ahí que el mercado internacional castigue al jugador promedio chileno con valores hasta cinco veces más bajos que los de un jugador promedio argentino. En ese sentido, la competencia chilena tampoco es considerada una vitrina, como sí lo es el campeonato argentino y competencias como la Copa Libertadores y el Mundial de Fútbol. Es tras la participación en esta clase de instancias que clubes y jugadores chilenos han logrado las transferencias más bulladas. Otra de las cosas que han cambiado en este negocio es el dinero que recibe el propio futbolista. Desde que entró en vigencia el Estatuto del Jugador, estos deportistas reciben por ley el 10% del dinero involucrado en la transferencia. Antes de que entrara en vigencia esta normativa, el porcentaje que recibía el jugador quedaba a discreción de los clubes. Sergio Villegas, director del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup) cuenta que en muchas ocasiones los jugadores no recibían nada o "ni siquiera se enteraban de los montos involucrados en la transacción". Otro 10% del dinero (a veces es un porcentaje mayor) queda en manos del representante o agente del jugador. Para muchos, se trata del aspecto más opaco en este negocio. Aunque la propia FIFA ha tratado de generar una normativa al respecto con la creación del "agente FIFA" -quien debe cumplir con una serie de requisitos, entre ellos dejar en prenda un depósito por US$ 90 mil-, muchos aseguran que el mundo de los representantes está plagado de irregularidades. De acuerdo a la ANFP, en Chile existen sólo 11 agentes FIFA, pero los que operan son muchos más. Un catastro hecho hace cuatro años registraba a unas 80 personas que se habían arrogado funciones de agente o representante. El escenario se complica más aún cuando estos agentes han comprado una parte o la totalidad del pase de un jugador. Por esa situación han pasado algunos dirigentes de clubes, con el consiguiente conflicto de intereses. E incluso ha habido jugadores en activo que eran dueños del pase de otros. Dada esta situación, algunos de los directivos recién llegados al negocio del fútbol confiesan que sería preferible negociar directamente entre clubes, sin intermediarios. "Así, nadie se lleva comisiones, y tanto el club como el jugador reciben el 100% de lo pactado", explica uno de estos directivos. Pero ¿cómo se llega a "lo pactado"? ¿Cómo se determina el precio de un jugador? Evidentemente, la calidad del futbolista es un factor relevante. Y también su posición dentro de la cancha. Un delantero goleador, por ejemplo, tiene mayor peso en el mercado que un defensa o un arquero. Del mismo modo, un jugador joven con proyecciones tiene más opciones de valorizarse que un veterano con trayectoria. Pese a estos elementos de juicio, el precio de un jugador es un asunto muy relativo. Juan Pablo Arriagada, ex secretario ejecutivo de la ANFP, lo explica de este modo: "El fútbol es un negocio donde se mezcla la pasión, y por eso las negociaciones se vuelven más difíciles. De hecho, el valor de una empresa se mide fácilmente por lo que tiene, pero en el fútbol tienden a primar criterios subjetivos por sobre los objetivos. Y eso hace que las posiciones sean mucho más extremas, entonces cuesta llegar a consenso".

El ingeniero y representante de jugadores Alan Silbermann, considerado uno de los agentes serios de la plaza, asegura que cuando se trata de clubes europeos, el precio depende casi exclusivamente del club que vende. Y prácticamente siempre se mantiene. "Ellos no regatean, no cambian casi nunca los precios. Es lo que pasó, por ejemplo, en el caso del colocolino Arturo Vidal cuando el año pasado se fue al Bayer Leverkusen". Silbermann fue el agente que se encargó de esa transacción, la segunda más importante que se ha realizado en Chile (US$ 7,7 millones). "Este club alemán tiene gente en todas partes del mundo que se dedica a ver jugadores, y en el Campeonato Mundial Sub 20 que se hizo en Canadá se fijaron en Vidal. Entonces le siguieron la carrera y a los dos o tres meses me contactaron. Yo les organicé una visita a Chile y tratamos de que fuera lo más discreta posible, pero resulta que uno de los que venía era Rudi Völler, un ex jugador y ex entrenador de la selección alemana, un tipo muy conocido, así que fue imposible pasar inadvertidos. Cuando fuimos al estadio a ver jugar a Vidal todo el mundo estaba encima nuestro", cuenta. Los alemanes encontraron que el precio que pretendía Colo Colo era demasiado alto. Después de una comida con los dirigentes Raimundo Valenzuela y Gabriel Ruiz-Tagle, le pidieron a Silbermann en privado que hiciera lo imposible por rebajarlo. Pero los alemanes no contaban con la dureza negociadora de Valenzuela, quien es además uno de los grandes inversionistas en Bolsa y director de varias empresas. A los 20 días volvieron a Chile y pagaron la cantidad impuesta por Colo Colo. Valenzuela, pese a que hoy ya no está en el directorio del club, manejó a Colo Colo como una empresa y negoció con destreza a varios jugadores. Silbermann lo recuerda bien: "Raimundo no es de los que conocen de fútbol ni de su historia. Incluso, ni siquiera fue al partido en que los alemanes vieron a Vidal. Cuando conoció a Völler, le dijo: 'Rudi, mucho gusto, antes de que vinieras para acá me metí a internet para saber quién eras porque no tenía idea. La negociación la tienes que hacer conmigo'. Y la verdad es que se mantuvo siempre en el mismo precio. Me preguntó si era mucho, y yo le dije que sí, pero que creía que lo podíamos sacar adelante. Al final, todo salió bien". Fuente

Leer más…